Rawson, Eduardo Belgrano - ROSA DE MIAMI

---Vendido---

 

#02889

Temática: Novela

ISBN: 9789507314599

Editorial: Seix Barral. 2005

Idioma: Español

Tapa Blanda

285 páginas

Autor: Eduardo Belgrano Rawson

Sinopsis: En el libro, el escritor puntano alimenta su imaginación con una de las gestas históricas de América Latina: la victoria del pueblo cubano durante la invasión de Bahía de Cochinos, en los años sesenta.

"Es una de guerra", bromea el escritor, todavía fascinado por los hechos reales que generaron esta novela, conmovido por los caminos que lo llevaron, casi de casualidad, hasta un acontecimiento trascendente en la vida de América: el fracaso de la invasión estadounidense en Cuba. A partir de aquel desembarco, Belgrano Rawson aviva sus propios fuegos para construir (¿una novela de aventuras?, ¿una novela política?, ¿la novela de un periodista?, ¿una novela romántica?), con el sello de uno de los mejores escritores argentinos del momento.

"Primero Rosa de Miami fue una historieta llamada Garrapatenango, inspirada en un cubano exiliado en Buenos Aires, que jugaba al béisbol en Ferro, y frecuentaba la pensión donde yo vivía -señala el escritor-. Había sido paracaidista en Cochinos, y entonces cayó prisionero. Ese fue el germen de un guión para la revista D‘Artagnan, que nunca llegó a publicarse. Muchos años después, a Planeta se le ocurrió hacer un libro sobre aquella misma invasión. Pero la historia tiene otras raíces, más personales, que se hunden en San Luis. Por ejemplo, la figura del regente de mi escuela, un exiliado guatemalteco que vivía a la vuelta de casa y fue profesor de mi viejo, y un día recibió un telegrama donde le ofrecían la presidencia de Guatemala. No sólo aceptó la candidatura sino que ganó a chicote alzado. Este vecino nuestro era Juan José Arévalo. En mi casa siempre se recordaba a aquel socialista que fue a Guatemala a convertirse en presidente, lo cual sorprendió a la CIA cuando ésta aún estaba en pañales. Su sucesor sería Jacobo Arbenz, otro socialista romántico como Arévalo, al que la United Fruit decidió eliminar porque le habían expropiado unas tierras. El bombardeo de Guatemala significó el ensayo general de Cochinos. Y de las ruinas de aquella ciudad devastada surgirían ciertos hechos y personajes que signaron el futuro, como un médico que andaba por ahí removiendo escombros y que luego sería conocido en el mundo como Che Guevara. Mi interés aumentó cuando supe que Arévalo había sido vecino nuestro. La novela está atravesada de rastros que, de repente, transforman una historia tan lejana como una invasión caribeña en algo casi familiar. El mundo es pequeño, como quien dice.

Pero todo empezó con aquel paracaidista de la pensión...

Sí. Se llamaba Ramón Masvidal. Hoy está exiliado en Miami, supongo. Luego conocí muchos otros, pero él fue mi primera fuente. Lo raro del caso es que al final lo borré de la novela. No es la primera vez que me pasa. Lo mismo ocurrió con Fuegia, cuando resolví que los famosos fueguinos secuestrados por Fitz Roy y que terminaron en Londres eran la parte menos interesante de la historia, el lado folclórico, si se quiere. De todos modos, gracias a Masvidal, que había desertado del ejército cubano para ser reclutado por la CIA, me inicié en las intimidades de aquella invasión que se incubó en la selva guatemalteca, en un campamento llamado Garrapatenango. Después de caer prisionero, fue canjeado con el resto de los invasores por cincuenta millones de dólares en medicamentos, lo que pedía Fidel como pago por daños y perjuicios...

La nota completa en Sudestada n°37

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